jueves, 5 de mayo de 2011

Ley de víctimas: Un paso hacia la verdad

“El hombre nació en la barbarie, cuando matar a su semejante era una condición normal de la existencia. Se le otorgó una conciencia. Y ahora, ha llegado el día en que la violencia hacia otro ser humano debe volverse tan aborrecible como comer la carne de otro” Martin Luther King
Conseguir el aval para una ley que reivindique a todas aquellas personas que han sufrido por el conflicto colombiano, hace mucho tiempo (y aun hoy para algunos) resultó imposible, pero eso está por cambiar.
Esta iniciativa, que no solo cuenta con el apoyo de la bancada de la Unidad Nacional (sin una parte del Partido de la U, ya que no firmó para radicar en el Senado la ponencia de la ley en cuestión), sino también del Partido Verde y algunos sectores del Polo Democrático Alternativo, es un gran comienzo para empezar a reconocer a las víctimas de un conflicto que a ciencia cierta, no tiene un origen concreto, pues Colombia solo ha conocido la guerra con algunos intervalos de relativa calma.
El principal proponente de la ley, el senador por el Partido Liberal, Juan Fernando Cristo, afirma que “la ley de víctimas tiene grandes enemigos y que se debe hacer valer la política de seguridad democrática para devolverle las tierras a sus dueños”.
Es importante el papel de sujeto activo que se le está dando a la víctima con esta legislación, que además, para tener mayor efectividad, podría tomar como ejemplo a la Ley de Solidaridad en España, un país que a pesar de estar pasando por una cruenta crisis económica, logra sacar los recursos para poder resarcir a las víctimas que le ha causado el conflicto relacionado con ETA, y demás situaciones presentadas en ese país ibérico.
Según el texto aprobado por la Comisión Primera del Senado, la fecha culmen para empezar la reparación, es el 1° de enero de 1985, por lo que eventos como el del Palacio de Justicia y lo sucedido con la Unión Patriótica (considerado como brazo político de las Farc en su momento), podrán ser reparados también.
Lo principal que dará esta ley a las víctimas será el derecho a la verdad, y garantías de no repetición.
Una de las grandes preocupaciones que genera la Ley de víctimas es el posible hueco fiscal que podría generar, pues muchos cuestionan la diligencia de algunos sectores del Estado que si bien no han podido destinar de manera adecuada los recursos para el invierno, no estaría seguro que pudieran cubrir todos los gastos que generaría reparar a todas las víctimas del conflicto colombiano.
La duda acerca del posible hueco fiscal que se crearía, quedaría resuelta, pues ´la ley dictamina que “para efectos de cumplir con las medidas de ayuda humanitaria, atención, asistencia y reparación dispuestas en el presente marco, el Gobierno Nacional dentro de los seis meses siguientes a la expedición de la Ley, creará un Plan Nacional de Financiación mediante un documento CONPES que propenda por la sostenibilidad de la ley, y tomará las medidas necesarias para garantizar de manera preferente la persecución efectiva de los bienes de los victimarios con el fin de fortalecer el Fondo de Reparaciones del que trata el artículo 54 de la Ley 975 de 2005”.
Grandes desafíos tendrá que afrontar esta ley y quienes la promueven, no solo por contar con algunos enemigos en el Congreso, sino por que el país se ha visto sumido en medio de la peor ola invernal por la que ha tenido que pasar y los recursos, cada vez escasean más.
El ‘principio de buena fe’, incluido en los parágrafos de lo aprobado por la Comisión Primera, es también algo preocupante para los analistas, pues aseguran que en cualquier momento el estado se vería “reponiendo” a muchas personas que en realidad no lo merecen.
Será obligación del Estado examinar a fondo cada caso para poder dictaminar las medidas necesarias según corresponda.
La reparación que se busca en las víctimas, no solamente sería de carácter económico, sino también psicológico que busque reintegrarlas de manera efectiva en la sociedad y que busque el mayor beneficio para ellas.
Otro de los grandes desafíos que afronta esta ley, es la protección que se le dará a las personas cuyos territorios se han devuelto, pues se puede generar aun más conflicto si los actores armados (ya sea guerrilla o paramilitares) vuelven a quitarle estos predios a sus verdaderos propietarios.
El último de estos casos se dio a finales de marzo cuando tres campesinos, líderes en el proceso de devolución de tierras, fueron asesinados en  Medellín, Apartadó (Antioquia), y en una zona rural del departamento de Sucre.   
A estos tres asesinatos, se suman otros seis desde que Juan Manuel Santos asumió la Presidencia de la República el 7 de agosto del 2010. 
Según estadísticas de varias ONG’s, entre guerrilla, autodefensas y demás delincuentes, han sido robadas aproximadamente seis millones de hectáreas en Colombia y más de 600.000 familias han sido desplazadas.
Por otro lado, se tiene que esta ley junto a otras como la de Justicia y Paz, está transformando la manera de fomentar la equidad en Colombia.
Se está empezando a jugar de manera diferente en la escena política del país apostándole a solucionar de tajo uno a uno los problemas que aquejan a diario a la sociedad colombiana.
Es claro que estas leyes no son perfectas y que a medida que pase el tiempo serán modificadas para poder solventar de una manera más eficiente los problemas en cuestión, pero también es claro que están marcando un precedente en el país para mostrar que la política en Colombia sí es viable y que no solamente sirve para mostrar que todo están en contra de todos, sino también para hacer reales soluciones que tiempo atrás no eran posible.    
En esta nueva etapa de la vida del país, se reconoce que la víctima tiene valor para el Estado y que aunque la justicia es aun bastante generosa con el victimario, se está empezando a hacer algo al respecto. 
Ojalá que esta ley no se quede en el papel y que los gobernantes que vienen la hagan cumplir a cabalidad, para que algún día se pueda decir que en Colombia ya no se tiene porqué reparar a ninguna persona debido a que la época de violencia, cesó “en su horrible noche” y que la libertad sublime derrame las auroras de su invencible luz, como bien profesa el Himno Nacional de la República.