domingo, 11 de diciembre de 2011

Camilo Jiménez y su renuncia

Al leer los argumentos de porqué Camilo Jiménez renunció a su cátedra en la Javeriana, tuve sentimientos encontrados, primero, porque es algo triste que un profesor se escude en el origen socioeconómico de sus estudiantes y afirme que si salieron de colegios privados y sus padres tienen dinero, esos sujetos resultan genios.

¿Cuántos colegios privados no son unos totales estafaderos? ¿Cuántas de esas familias "de padres de ejecutivos" no son totalmente disfuncionales? ¿Cuántos de esos padres le compraron un libro a su hijo antes de los 8 años?

Señor Jiménez: tengo portatil con banda ancha (cosa no exclusiva de la clase alta, para su información), y también le cuento que he comido arroz con huevo, he tomado aguadepanela y milo y tengo un muy buen promedio de notas.

Tal vez en su clase, algo falla: un buen profesor siempre encuentra algún buen alumno.

No estudio en la Javeriana, pero si algo he visto en las clases (por lo menos en mi universidad), es que de poco sirven las cátedras cuyas presentaciones de PowerPoint se limitan a vomitar conocimientos sin que el alumno los  interiorice.

Los profesores que van a leer diapositivas no me sirven por que, gracias, yo también sé leer.

Si Camilo Jiménez tenía 30 estudiantes y ninguno le funcionó (al parecer no solo ese semestre sino que también le pasó antes) , tal vez el problema no son los alumnos sino el profesor y su método.

¿Cómo se puede pretender que un alumno encuentre interesante una clase si el profesor ya viene desmotivado de otros semestres?

Por otro lado, como estudiante de periodismo y comunicación social, me pregunto muy seguido qué hacen ciertas personas estudiando lo que estudio y que digan por ejemplo que Santo Tomás de Aquino escribió "La suma tecnológica" en vez de decir que escribió la "Suma teológica" o que digan que el nombre de Cortázar es Jaime en vez de Julio, en fin.

Tengo 20 años y puedo aseverar sin temor a equivocarme que mi generación está plagada por la moda de despersonalización de las relaciones y que ya la gente se preocupa más por mirar su BlackBerry que por aprender, pero el profesor Jiménez no puede generalizar pues no todos los estudiantes de comunicación social y periodismo nos dedicamos a eso y hemos leído más de lo que él cree.

Si la nueva generación de periodistas y comunicadores sociales está llena de gente vacía que no tiene la más mínima idea muchas veces de dónde queda Grecia o quien fue Nerón y que se sienten felices y satisfechos intelectualmente con haber medio leído Cien años de soledad, la culpa la tiene la academia por haber dejado que esas personas pasaran por sus aulas, ya que si no los hubieran recibido, hoy no serían periodistas o no se estarían preparando para ello.

El problema viene a ser algo de mayor trascendencia, pues desde que la educación sea un negocio, ya no importa a quienes se admite con tal de tener un código más que genere 5'500.000 cada cuatro meses a las arcas de las universidades.

Muchos dirán que es bueno que haya mucha gente que no haga bien las cosas en las aulas porque eso genera menos competencia en el mercado laboral, pero en el fondo me gustaría saber que más del 50% de mi salón de clase sabe en qué año se gestó la Revolución Rusa, quien fue Maximilien de Robespierre y qué fue lo que hizo por la música Igor Stravinsky o quien es Daniel Barenboim.

Me declaro absurdamente aburrida de la mediocridad con la que la gente asume la carrera, que estudiaron eso porque fue lo que les tocó estudiar luego de haber pasado por otras cinco facultades probablemente en otras universidades.

Yo también quiero establecer una conversación con gente con más criterio y conciencia que alguien preocupado por lo que le dicen en su BlackBerry, concepto que alguna vez leí en una columna de Juan Esteban Constaín.

Critico al profesor Jiménez porque tal vez su método no fue el indicado, pero también lo entiendo porque sé qué tipo de personas uno se encuentra en las carreras relacionadas con humanidades, no solo es problema de la comunicación social y el periodismo.

martes, 22 de noviembre de 2011

Bogotá no tiene mar y tampoco movilidad


La capital colombiana llamada por algunos (más mal que bien) la Atenas de Latinoamérica, tiene 7’363.782 habitantes, es una de las capitales más grandes del continente y posee 15.327 kilómetros carril de vías, pero solamente el 6% de ellas están destinadas al sistema de transporte.

En cuanto a ciclovías, Bogotá lidera la carrera en la región con 344 kilómetros de rutas, en los que más de 285.000 personas diariamente se movilizan.

Por otro lado, 22.000 buses de servicio público transportan a 1’399.119 personas, mientras que 850.000 vehículos particulares movilizan a los demás habitantes de Bogotá.

Como usuaria del servicio público he notado que los desplazamientos en la ciudad son bastante lentos y a veces muy largos, haciendo que las personas se desesperen y muchas veces lleguen irritadas a su lugar de trabajo.

Tal vez esta irritación, puede hacer que la productividad de dichos ciudadanos disminuya no solamente por haber tenido que esperar una determinada cantidad de tiempo (algunas veces corta, pero dependiendo la ruta, también puede ser muy larga),  sino también por que cuando se suben a su medio de transporte, corren el riesgo (más que todo en horas pico) de no poder sentarse, lo que aumenta el nivel de tensión en el usuario.

No solamente el tiempo y la lentitud son elementos que no están a favor del usuario: el conductor constantemente abusa de la persona que se transporta en ese medio de transporte lanzando frases como “Colabóreme hacia atrás”, “Siga que sí hay espacio”, “Álceme la niña” y “No tengo vueltas”, etc.

Ahora bien, no solamente el pasajero tiene que jugar a no dejarse sacar el mal genio por estos señores, sino que también entran al ruedo otras circunstancias que se suman a la incomodidad, tales como la señora (que está entre los 37 a 60 años)  que pasa con su bolso como si fuera un soldado en plena cruzada cristiana de la Edad Media arrasando con cuanto tobillo se encuentra (teoría comprobada luego de ir en muchos trayectos en bus), entre otros.

A pesar de ser una ciudad bastante congestionada, Bogotá lidera en América Latina la lucha contra la obstrucción de la movilidad: que tenga o no resultados esa “cruzada”, ya es una cosa totalmente diferente.

El ánimo del usuario no es el único abatido por culpa de la movilidad en la capital colombiana, sino que también lo es el aire y el medio ambiente, pues si se aumentan los recorridos, también aumenta la emisión de gases nocivos.

Según estudios del FNUP (Fondo para la Población de las Naciones Unidas), los tiempos promedio más altos de viajes al trabajo son el de Río de Janeiro, con 107 minutos y el de Bogotá, con 90. 

Si se llega de mal genio al trabajo, con mala disposición, el empleado no va a trabajar con las mismas ganas que si hubiera tenido un buen viaje, cómodo y a gusto.

No contentos con esto, en la tarde durante las restricciones del pico y placa (de 5:00 a 8:00 pm), momento en que la mayoría de personas necesitan subirse en algún vehículo para volver a sus hogares, el tráfico se hace insufrible haciendo que el estudiante y el trabajador que vienen de una jornada larga se indispongan aun más, con los  trayectos y por seguir de pie durante la movilización hacia sus casas.  

El problema en gran medida se solucionaría si la capacidad que tienen los que prestan el servicio de transporte público en Bogotá aumentara, pero no en forma desmedida, quitando más carriles de los necesarios a los carros particulares (cualquier historia parecida a la del Transmilenio, es pura coincidencia).

En vez de traer más buses, ¿por qué no hacerlos más grandes?

Cada año crece la cantidad de carros en la ciudad, lo que hace pensar que no necesitamos aumentar el número de buses, sino que los que existen funcionen mejor o que el sistema cambie completamente para darle paso a articulados que presten un servicio con mayor cobertura sin necesidad de hacer más trancones.

La mala semaforización hace que los recorridos también sean más dispendiosos, pues si bien en promedio un semáforo debe demorarse en rojo tres minutos, a la hora de la verdad no todos duran lo mismo haciendo que esto también contribuya a que el bogotano tenga que soportar largos trayectos para poder llegar a su destino.

La mala señalización también juega un papel crucial en los problemas que tiene la ciudad en movilidad, pues no solamente cuesta la módica suma de mil millones de pesos al año mantenerlas, sino porque también están descuidadas en algunas partes de Bogotá, ya sea por vandalismo (muchas han sido hurtadas o graffiteadas) o simplemente por accidentes de tránsito.

La ciudad posee 194.900 señales de tránsito y el año pasado se tuvo que realizar mantenimiento y limpieza a 163.160 de ellas, y para el 2011, se ha hecho lo mismo con 18.763 de las mismas.

Entonces, ¿cómo se puede pretender que no haya tantos trancones si ni siquiera está bien señalizada la ciudad?

Los policías de tránsito, que se supone están para ayudar a ‘desenredar’ el tráfico, muchas veces lo único que hacen es aumentar el caos vehicular pues, en vez de ayudar lo que hacen es disminuir durante más tiempo la velocidad, haciendo que la gente entre aun más en desespero.

El invierno en Bogotá tampoco ayuda a que la infraestructura vial sea más provechosa, pues aun quedan muchas obras sin terminar, y resulta tanta agua uno de los mejores pretextos para seguir posponiendo las cosas, aumentando el tiempo de las personas en el transporte público y en sus autos particulares. 

Todos esos factores juegan en contra de la salud mental de quien necesita movilizarse diariamente y no solamente por toda la travesía que implica transportarse, sino por que según el Secretario de Salud de Bogotá, Héctor Zambrano, uno de cada dos bogotanos sufre de trastornos mentales.

Bogotá sigue siendo la ciudad del país con más personas con alguna deficiencia en su salud mental, en su mayoría con problemas de ansiedad, de ánimo, económicos y por el uso de sustancias psicoactivas.

Entonces, la ecuación va así: semaforización y señalización desorganizadas + mala salud mental de los bogotanos + largos trayectos + poca velocidad + mucho tiempo = bogotano enfurecido y menos productivo.

Puede que a lo largo de la jornada el usuario que va indispuesto a su trabajo mejore el genio, pero no será igual de productivo que quien comienza bien su día, es inevitable.

Aproximadamente los bogotanos pasan 73 minutos al día en el servicio de transporte público, a veces todo el recorrido de pie, lo que hace que el pasajero que de mañana va, llegue cansado, y si es de noche, aumente su agotamiento haciendo que las horas de sueño no sean tan efectivas como si estuviera en la situación contraria.  

Está demostrado médicamente que el uno de los efectos del cansancio se ve reflejado en el estrés y la disminución del desempeño en el trabajo realizado por quien no descansa, por tanto, es lógico afirmar que por culpa de los largos desplazamientos y el desgaste que implica todo el recorrido de un lugar a otro en una ciudad con movilidad caótica como Bogotá, la productividad en el empleo y el estudio decrece por culpa de ese agotamiento acumulado en los trayectos.

Y sí, me da mal genio y llego indispuesta al lugar que sea si tengo que irme de pie todo el camino, con varias personas empujándome y de pronto, por pura casualidad si me encuentro con un conductor intransigente que me trata mal, y ¿usted, qué tanto aguanta? ¿No cree que necesitamos un cambio urgente?

Yo sí.

jueves, 17 de noviembre de 2011

¿Libertad o libertinaje?


El proyecto de ley que radicó el senador del Partido de la U, Juan Carlos Vélez, reglamentando la prohibición, porte y consumo de drogas, reavivó el debate acerca de qué hacer con los adictos a los estupefacientes en el país.
Este asunto ha sido siempre un tema tabú en Colombia debido al alto impacto que  ha tenido el narcotráfico.
El pasado Gobierno decidió penalizar la dosis mínima de estupefacientes, excepto en el caso de la cocaína, la marihuana y el bazuco (2, 30 y 30 gramos como máximo de cada una).
En realidad fue un acto de mediana coherencia, pues no es lógico que por un lado se deje al individuo consumir una cantidad de estupefacientes avalada por el Estado pero, por otro lado, se castigue el narcotraficante que produce y comercializa toda la droga.
Sí, y de mediana coherencia porque se debió reglamentar todo tipo de alucinógeno y no solamente las drogas que más se consumen.
 Antes se castigaba al que producía pero no al que consumía, entonces, ¿a qué jugaban? ¿De dónde creían que venía la droga? ¿La traía la cigüeña de París?
Decidir qué pueden y qué no pueden consumir los ciudadanos puede llegar a ser considerado como un elemento para limitar las libertades, pero así mismo, poner en claro las reglas de juego, hace parte del rol paternalista del Estado.
No es lo mismo una persona que consume drogas a la que las vende, pero a las dos se les tiene que castigar.
Sin ínfulas de querer la más rigurosa de todas, en el caso de la universidad, luego de brindarle asesoría psicológica y de haber investigado a fondo la situación, si tuviera el poder para hacerlo, hablaría con la Policía para saber cómo actuar (aunque bueno, muchas veces, ellos tampoco saben como hacerlo).
Ahora bien, ¿los drogadictos son delincuentes o enfermos?
El drogadicto, antes de ser delincuente, es un enfermo, un adicto con un problema que tiene que ser solucionado por medio de un acompañamiento que lo ayude a no caer de nuevo.
Primero, se les debería decomisar toda sustancia psicoactiva que posean, y luego, sí enviarlos a algún lugar para poder ayudarlos.
Así como hay quienes pueden mandar a sus familiares a centros privados de atención, sería bueno pensar en aquellos que no tienen los medios para hacerlo.
Qué bueno sería tener en cuenta que solamente el 7% de las personas con algún tipo de adicción logra salir por completo de ella.
Ojalá algún día el Estado decida ayudar para que esa calamitosa cifra cambie y más ciudadanos puedan ver la luz al final de ese oscuro túnel que muchas veces solo lleva a la muerte.
Mucho mejor sería si el Estado no solamente se dedicara a castigar en medio de su papel paternalista, sino también a ayudar a que el enfermo, en este caso el drogadicto, no cometa delitos y caiga en el círculo vicioso de consumir y consumir drogas. 
Pasaría a tener un papel no de papá que regaña, sino también que enseña y protege de forma adecuada para que los centros resocializadores no se conviertan en miniuniversidades del delito, como suele pasar.
Muchos dirán que nadie les dijo que se metieran en ese mundo y que la sociedad no tiene porqué pagar las consecuencias de dicho problema.
Si bien pueden tener algo de razón, no veo por qué no podemos dejar todo eso de lado y empezar a ser solidarios.

lunes, 26 de septiembre de 2011

El arca de SamuEl alcalde: del sueño a la pesadilla

"Se puede matar el sueño de la libertad, pero no la verdad" Samuel Moreno

Falló como líder de la ciudad: Samuel Moreno no logró garantizar la eficacia ni la transparencia de todo el manejo de los recursos públicos y no solo falló no sólo por eso, sino que además fracasó en su principal tarea como mandatario, que es pertenecer a su gente, haciendo el dignatario no es más que un consenso de la comunidad, él toma las decisiones según la opinión pública, y no sobre su opinión o interés personal.
Una amenaza. Nicolle Newman dice que: “La sociedad tiene único fundamento colectivo, que sólo puede verse amenazado por el egoísmo de los individuos particulares”. 
Samuel  fue una amenaza para la sociedad bogotana, no solamente por la falta de diligencia, sino por que no supo actuar y le dio los recursos de la ciudad al mejor postor sin pensar en el bienestar de los bogotanos.  
La revista Semana publicó un artículo destapando algunos hechos sobre las mismas contrataciones, pero esta vez había un nombre propio: el senador Iván Moreno Rojas... y así, poco a poco se han destapado hechos que han aclarado por qué el dinero en Bogotá no alcanza, todo va a bolsillos de terceros sin más ni más.
¿Qué dijo Samuel Moreno en su defensa ante todas estas pruebas?...Nada, no expresó nada y se limitó a un extraño silencio. 
Tal vez al igual que señaló Rousseau en su tiempo, nuestro alcalde también tiene miedo “de ser reconocido y proclamado en público como un ladrón, un mentiroso y un calumniador” pero no lo logró, en este instante está privado de su libertad y ahora sí logró romper ese helado silencio: "Se puede meter el sueño de la libertad, pero no la verdad".
La opinión pública se convirtió para nuestro alcalde en un tribunal de cuya desaprobación tendrá que protegerse.
 Este tribunal (no sólo visto desde el ámbito judicial, sino encarnado en cada uno de los ciudadanos),  ha generado un gran interés en el tema más polémico de los últimos años en la capital del país y la causa es muy sencilla: nos hemos dejado moldear de acuerdo a las opiniones de los medios, logrando que estas se vuelvan esenciales para los gobiernos de turno.
Este consenso que deja vislumbrar el inmenso poder de las opiniones en nuestra sociedad, produce y construye la base real de esta entidad pública. 
De esta forma, se puede observar que la presión que ejercían sobre cada individuo se trasladó poco a poco, hasta llegar a ejercerla en los entes de mando: en nuestro gobierno local.
Como asegura Hume: “Nuestra reputación, nuestra fama y nuestro nombre son razones de enorme peso e importancia”.  La influencia de las opiniones no ha generado los mejores efectos y por ende, la popularidad y el apoyo hacia Moreno han descendido vertiginosamente, en esta sociedad, que más que nunca, espera incesantemente, resultados. 
La afirmación de James Madison en The Federalist, es el reflejo de nuestra situación: “Todo Gobierno se basa en la opinión”, nosotros como ciudadanos decidimos si estamos dispuestos a continuar con el letargo administrativo que llevamos a cuestas hace dos años.
Nuestra razón humana adquiere sentido, fortaleza y confianza cuando no está sola y lo anterior se puede evidenciar en la aglomeración de masas para promover el no rotundo al mando más devastador de nuestra historia: los cacerolazos, los grupos en redes sociales, los blogs y los foros dedicados a este tema, son algunas evidencias de lo que logra una opinión generalizada en una sociedad inconforme.
Esta exposición pública en la que se ha visto inmerso Samuel Moreno, le genera una incapacidad de defensa que se traduce en amenaza vulnerable que crece cada día más, dejándolo indefenso en este “campo de batalla” que lo hace perder su reputación no solo a nivel local sino a nivel nacional, y muy seguramente Internacional, si no se le da una pronta solución o se genera una vía que interrumpa el proceso ferviente de la masa. 
El Polo Democrático Alternativo, quien en cabeza de Clara López hace unos meses, defendió a capa y espada a Samuel Moreno, ahora debe pagar el costo por tener en su partido a quien en gran medida, sin querer queriendo ( si es que así fue) terminó desangrando a Bogotá. 
Ese costo lo veremos en las elecciones pues los votantes somos quienes pasamos la cuenta de cobro. 
El boom mediático se expandió de una manera increíble, de un momento a otro, todos los partidos políticos rechazaban el actuar de la Administración Distrital gracias al moldeamiento que le dieron los medios a la opinión pública, todos empezaron a evadir responsabilidades y a echarse la culpa unos a otros.
Ante las denuncias de supuesta corrupción en la contratación de algunas obras públicas, fue radicada ante la secretaría del Consejo de Estado una demanda de pérdida de investidura contra el senador Iván Moreno.
Si se suponía que el caso de corrupción en la Alcaldía de Bogotá era vox populi, ¿por qué todos esperaron a que Gustavo Petro destapara la “olla” de la corrupción en la ciudad? 
Ahora bien, esto no es solo cuestión de los booms mediáticos, sino que en Colombia, la oposición es simplemente un chiste, y aún no logro explicarme cómo es que el Partido de la U, que hace "oposición" a la Administración Distrital, esté unido con el Polo en la Alcaldía.  
Lo más curioso de todo esto es que aunque la política esté constituida bajo relaciones, amistades y círculos específicos bastante cerrados, unos supuestamente por ideología contrarios a otros se unan para sacarle el mejor provecho.
Los senadores, erróneamente llamados  “padres de la patria”, no se han pronunciado mucho sobre la corrupción en Bogotá, o han sido pocos los que lo han hecho, ¿intereses? Tal vez. No podemos afirmarlo con un 100% de certeza pero lo que sí podemos afirmar es que esta Administración está hecha un total desorden, está llena de corruptos y de gente que entró hace mucho tiempo en la espiral del silencio por miedo a represalias pero gracias a ese silencio le está haciendo daño a todos los habitantes de la capital que depositaron un voto de confianza a quien obviamente no debieron hacerlo.
Al final de cuentas, el dinero ya se lo robaron los Nule  y los políticos que lograron sacar provecho.
¿La opinión pública que hizo durante ese tiempo? No mucho, y ahora los habitantes de Bogotá sufrimos por el atraso en el que está sumida la ciudad.

Pobreza… Un asunto de nunca acabar

¿Cómo acabar con la pobreza?, qué pregunta tan complicada.
Lo más cliché sería decir “que los que tienen dinero, le den a los más pobres”… ¡Cómo si fuera tan fácil hacerlos actuar!
Seamos francos, los gobiernos con más dinero no se ocupan de los pobres por que no están dispuestos a perder ni un solo centavo.
Ahora bien, ¿por qué no pensar que ayudan si sacan a las personas de la pobreza y las ponen a producir para mejorar los ingresos de parte y parte, puede llegar a ser un beneficio?
Más de 1.4 billones de personas viven con menos de un USD 1,25 al día, más de un billón no tienen acceso a agua limpia y cada día mueren 50.000 hombres, mujeres y niños debido a la pobreza extrema.
En Colombia, eso significa tener que vivir con $2.243.75 o con menos.
Lo más contradictorio de todo, es que se tiene el dinero, lo recursos, el conocimiento y la tecnología, pero no la voluntad ni política ni ciudadana.
No necesitamos más muertos ni sangre sino educación, imaginación y grandeza para encontrar los caminos de la paz y de la justicia social que tanta falta hace no solamente en Colombia y en América Latina en general, sino en todo el mundo.
Trayendo el caso más hacia nosotros, aunque el crecimiento económico en algunos países de América Latina es visible, también lo es la pobreza rural.
No solamente ayudar a eliminar el empobrecimiento es un asunto económico, sino también un asunto de moral.
Mejorar las condiciones de vida debería ser una política de estado y no un simple mecanismo para conseguir votos en época electoral, en la que muchos políticos se aprovechan de  las necesidades los menos favorecidos. 
En Colombia, la pobreza no solamente va ligada a la violencia que siempre se ha vivido, sino de una u otra forma, también va ligada a la desorganización de los gobernantes de turno para saber distribuir los ingresos que se perciben y poderlos distribuir de forma sabia.
No solamente para poder erradicar el conflicto, sino también para poderlos invertir en educación, infraestructura y sobretodo, para poder mejorar la calidad de vida.
Nadie dice que todos tienen que ser ricos, es cuestión de saber que no tiene por qué haber un porcentaje tan alto de gente pobre en un país con tantos recursos como el nuestro.
Es inconcebible que en pleno siglo XXI existan personas en Colombia que no tienen acceso a agua potable, ni a electricidad.
No se puede combatir la pobreza de manera efectiva si no se produce más (teniendo en cuenta que los recursos actuales no son “suficientes” para combatirla).
Y, ¿cómo  se puede producir más? Sin duda, uno de los mecanismos para hacerlo, es recuperar las tierras que el conflicto armado poco a poco ha ido quitándole a la nación.
Con la migración en masa a las ciudades y  la falta de reformas agrarias que en realidad funcionen, los campesinos dejaron de producir para la gente, sino que empezaron una producción de autoabastecimiento que cada vez los empobreció más y más, sin contar lo que les fue quitando cada actor del conflicto armado.
Para el 2009, solo el 25% de la población colombiana estaba en el campo.  
Una de las más claras muestras de cómo el Gobierno ha dejado de lado a la gente del campo, es el descuido en el que se ha sumido a la antigua Caja Agraria ahora, Banco Agrario.
Con el nuevo Gobierno, la situación ha ido cambiando y nada más en la Guajira, debido a la ola invernal, aproximadamente 4.000 millones de pesos han sido entregados a productores agropecuarios  para poder rehacer sus vidas luego de haberlo perdido todo bajo el agua.  
No solamente necesitamos de una reforma agraria seria, sino también dejar de pensar a nivel económico que los únicos compradores que valen la pena son Estados Unidos y Venezuela.
Es necesario buscar nuevos mercados que animen a Colombia a producir más y así mismo ganar más dinero.  
¿Qué pasa con nuestros impuestos? ¿Por qué la desigualdad en América latina sigue en aumento?
Claramente, la corrupción y la mala utilización del erario público han hecho que la gente pierda la confianza en las instituciones y peor aun, que muchos se hayan conformado con vivir en medio de la pobreza por que ya vieron que no quieren hacer más por salir de ese estado.
Si bien el capitalismo nos ha ayudado a meternos en la cabeza que tener menos es “malo”, es cierto que si las personas tienen los mecanismos para dejar de vivir mal, no deben, tienen que recurrir a ellos (por medio de las vías legales, claro está).  
A continuación, presento una tabla que muestra las brechas de PIB  per cápita entre los más ricos y más pobres de la región, donde se puede ver que en la mayoría de los casos,  casi todas las ciudades más ricas lo siguen siendo y los más pobres también.
No hay mucho dinamismo y las preocupaciones se siguen centrando sobre los mismos ejes poblacionales.

      Tomado de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe)  (Hacer click para agrandar la imagen)


¿Para 2015 se puede acabar con la pobreza como afirmaban hace un año en la cumbre de este tema en Nueva York?

¿Es posible que en cuatro años la gente en lugares deprimidos de África y en América Latina puedan salir de la pobreza y poder vivir bien?
Totalmente utópico.
Antes de las reformas agrarias, de organizar bien los recursos que entran a cada nación, de eliminar la corrupción y el conflicto armado, y de abrir nuevos mercados, la gente debe tener los pies en la tierra para poder decidir seriamente qué se hará al respecto para no decir que en cuatro años se acabará la pobreza tomándose las cosas a la ligera, como si los que hubiesen asistido a la cumbre quisieran salir lo más rápido posible del asunto, como siempre.

Qué pena que los pobres del mundo les dañaron el fin de semana en NY, señores.


BIBLIOGRAFÍA

·        Banco-Mundial. (s.f.). www.bancomundial.org. Recuperado el Domingo 14 de Agosto de 2011, de http://datos.bancomundial.org/indicador/SP.RUR.TOTL.ZS
·        CEPAL. (s.f.). http://www.eclac.cl/. Recuperado el Sábado 13 de Agosto de 2011, de http://www.eclac.cl/publicaciones/xml/0/39710/100604_2010-114-SES.33-3_La_hora_de_la_igualdad_doc_completo.pdf
·        El-informador. (s.f.). www.el-informador.com. Recuperado el Domingo 14 de Agosto de 2011, de http://www.el-informador.com/index.php?option=com_content&view=article&id=22479:mas-de-4000-millones-ha-entregado-el-banco-agrario-a-productores&catid=77:la-guajira&Itemid=420

miércoles, 10 de agosto de 2011

El árbol de la discordia

La Corte Constitucional le ha pasado la antorcha al Congreso con respecto a las uniones entre personas del mismo sexo para definir si lo que tendrán será llamado matrimonio o no, pero si antes del 30 de junio de 2013 no se ha terminado de expedir una ley, los notarios deberán consolidar estas uniones de la misma forma que lo hacen con las parejas heterosexuales y llamarlas precisamente como muchos no quieren.

Hasta ahora, la Corte lo que dijo fue que las personas del mismo sexo que decidan materializar de forma legal su alianza, tienen los mismos deberes y derechos que dos personas heterosexuales que realicen el mismo proceso.

Lo anterior significa que se les evitaría el tener que comprobar que han estado juntos (en una unión de hecho) durante dos años para poder acceder a herencias, pensiones y poder ser beneficiarios de salud, entre otros, así como también se les concedió el derecho a formar una familia.

Poder conformar un núcleo familiar ha sido uno de los puntos de la manzana de la discordia, pues no se ha sabido decir hasta que punto va, ya que si es definida de esa forma, tendrían derecho también a adoptar niños, pero eso no lo decidirán los magistrados sino que se dejará en manos de los congresistas.  

La segunda manzana de este árbol de discrepancia radica en que los sectores del conservatismo y de aquellos con arraigadas creencias católicas de alguna u otra forma han hecho dilatar un poco el proceso, ya que según ellos, a estas uniones no se les debería llamar ‘matrimonio’, pues esta es una institución exclusivamente religiosa que está contemplada entre una mujer y un hombre.

SI la familia es el núcleo de la sociedad, ¿por qué no consolidarla con hijos?

Muchas parejas heterosexuales maltratan a diario a sus hijos de forma física y psicológica,  y otros los abandonan recién nacidos en bolsas de basura en un desagüe o enfrente de una estación de policía, ¿por qué no darle la oportunidad de adoptar niños a personas que realmente quieren ser padres para formar jóvenes que aporten un granito de arena  para ayudar a transformar la sociedad tan disfuncional y vacía que tenemos?

¿Qué les pasará a los notarios que decidan no querer casar a dos personas del mismo sexo?

Aunque eso está por verse (es una de las decisiones que tiene que tomar el Congreso antes del 30 de junio de 2013), estos funcionarios deberían tener el derecho a no casar a estas personas si no están de acuerdo, pues nadie está obligado a actuar en contra de su conciencia.

Hay un aspecto importante a considerar en este asunto y es de aspecto cultural.

En un país tan conservador como Colombia, el día en que se empiece a ver con mayor normalidad a dos personas del mismo sexo tomadas de la mano formando familia, posiblemente habrá una transformación cultural que implique aceptación y tolerancia para llegar a tener una sociedad más incluyente y que elimine de una vez muchas diferencias que no nos permiten progresar.

Colombia es un país que ha avanzado en este tema en materia legislativa, pero también es cierto que se ha pospuesto en varias ocasiones por culpa de personas que no se han tomado el asunto tan seriamente como se debe tomar en la búsqueda de proteger a TODOS los ciudadanos y no por sectores como si unos valieran más que otros.

Ojalá que todas las manzanas que no permiten que los homosexuales puedan tener matrimonios como tal, se caigan de ese árbol. 

miércoles, 27 de julio de 2011

Link!

Por aquí dejo el link de mi entrevista a José Manuel Rodríguez (Director general de apoyo a víctimas del terrorismo, adscrito al Ministerio del Interior del gobierno español) para The Blue Passport acerca de la Ley de Víctimas y lo que se ha hecho en España con respecto a los afectados por el terrorismo.


http://thebluepassport.com/2011/05/el-manejo-de-victimas-en-espana-y-lo-que-se-va-a-hacer-en-colombia-entrevista-con-jose-manuel-rodriguez/

miércoles, 1 de junio de 2011

La lucha por Bogotá, comienza

Enrique Peñalosa, Gina Parody, Carlos Fernando Galán, David Luna y Gustavo Petro, por ahora, son los candidatos a la Alcaldía
“Todo el secreto de gobernar consiste en saber cuándo es necesario quitarse la piel de león para ponerse la de zorro” Napoleón Bonaparte


La elección del nuevo alcalde de Bogotá en octubre se ha convertido en un tema de especial sensibilidad para los habitantes de la capital colombiana, pues se sienten abandonados en la lucha de tener una mejor ciudad.

Sea quien sea, el próximo alcalde de Bogotá debe ser alguien que tenga experiencia para poder reencaminar a la ciudad por las vías del progreso procurando tener una calidad de vida cada vez mejor para sus ciudadanos.  

La persona que quede debe hacer un mapa de ruta que sí se pueda cumplir, no solo por el bien de cada habitante sino también para recuperar la confianza inversionista y que el título de Atenas suramericana sea visible y no se vea como algo que se perdió en el mar del estancamiento.  

Lo primero que se debe hacer y con urgencia es terminar lo que quedó a medio camino para poder hacer más obras, mejorar lo que esté fallando con Transmilenio y llevar a cabo el proyecto del metro, ya que Bogotá es una de las únicas ciudades con más de siete millones de habitantes que no tiene ni una sola línea de esta forma de transporte.

La inversión en lo social también será de vital importancia, pues lo que la gente espera es que los dineros que paga por medio de sus impuestos se vean bien empleados, y que casos como el de la corrupción en el carrusel de la contratación y el mal manejo de los comedores comunitarios no se repita.

Otro de los grandes inconvenientes que tendrá que estar en la agenda del nuevo Alcalde, será bajar la tasa de desempleo que aunque bajó al 13,5% tuvo como consecuencia un aumento del 30% en suicidios en Bogotá por dicho motivo.

Aunque la tasa de ocupación sea la más alta en los últimos 16 años, en gran medida es por la informalidad, cosa que se debe ir superando poco a poco.

En estas elecciones no solamente veremos partidos con divisiones internas como en el Polo y el Partido Verde, sino que también, la gente que habita en Bogotá aun cree posible otras formas de hacer política, distintas a las tradicionales.

No solamente la situación que viven los partidos influenciará la intención de votos sino también lo que haga un solo personaje: el ex presidente Álvaro Uribe.

Es como si en este país la “bendición” de una sola persona pudiera cambiar el destino de quién será gobernante o no ya sea en el departamento o en la ciudad.

Su capacidad para seguir manipulando a las personas del Partido de la U y para que mediante su toque de varita mágica esté destruyendo la unidad verde, va a ser un factor determinante en las próximas elecciones.

Durante las últimas dos  administraciones distritales, el poder lo había tenido la izquierda  (primero con Luis Eduardo Garzón y luego con Samuel Moreno) aunque al final, no les funcionó mucho, pues el menor de los hermanos Moreno a pesar que hizo cosas buenas, hubo otras alas que opacaron el trabajo que hizo como el carrusel de las contrataciones, la lentitud para poder arreglar las vías y dejar a la ciudad como coloquialmente llamaríamos en “obra negra”, la falta de trabajo conjunto con las autoridades para brindar mayor y mejor seguridad, entre otras.

En estas elecciones lo más probable es que veamos de parte de las personas que habitan Bogotá voto castigo en cuanto a no querer elegir a la izquierda, ya sea si se lanza Carlos Gaviria, Jorge Robledo, Clara López o Jaime Dussán.

Lo más curioso de todo, es que los bogotanos le dieron una gran oportunidad a la izquierda colombiana de hacer gobierno, dándole las más altas votaciones (a Luis Eduardo Garzón más de 700.000 y a Samuel Moreno 915.769 votos) en la historia de las elecciones en la capital, cosa que desaprovecharon haciéndole pensar a los electores que en Colombia, la oposición no era capaz de gobernar de manera efectiva ni de dar buenos resultados.

Aunque hubo personas diligentes en la última administración (que aun no termina y que aun el presidente Santos no ha decidido elegir de la terna del Polo Democrático Alternativo quien reemplazará a Samuel Moreno los últimos dos meses), los escándalos y los problemas se llevaron a todas esas personas y dejaron en el piso la confianza de la gente.

Las personas se cansaron de las decisiones improvisadas, de no tener claro lo que está pasando en la ciudad, de no tener espacio para la cultura y sobre todo que la ciudad dejara de tener proyección.

El voto útil tendrá importancia y bastante pues estamos en una ciudad donde los golpes de opinión son constantes, pero también es una metrópoli en la que se concentra la mayoría de los académicos del país, que por medio de la gente joven podría ayudar a volver a estos nuevos votantes útiles, haciéndoles ver la importancia de evaluar el mejor candidato y no ir a elegir por “castigar” a un partido o a un candidato, por que al fin y al cabo, el pueblo y democracia serán los más afectados.

Enrique Peñalosa y el Partido verde podría estar buscando votos útiles, pero, ¿a qué costo?

Ya vimos en estos últimos días que fue suficiente un apoyo del ex presidente Álvaro Uribe al candidato Enrique Peñalosa para que se diera una gran división entre las cinco corrientes internas del Partido Verde, así como las miles y miles de personas que retiraron su apoyo al partido por considerar que algunos empezaron a vender principio s a costa de atraer “votos nuevos” sin tener muy en cuenta que esos votos nuevos tal vez no sopesen la cantidad de electores que se van por dicha causa.

En este caso al parecer, verde no votará verde.

En cuanto a seguridad, la justicia no está llegando, no hay respuestas rápidas, los bogotanos no están denunciando los delitos y es tarea convencer a los ciudadanos que son copartícipes de la instauración de mejoras en la seguridad.

Se requiere autoridad y compromiso por parte del Alcalde.

Las políticas ambientales serán también un factor de divergencia, pues hay casos como el del río Bogotá que demuestran que no hay ningún tipo de regulación seria que defiendan los recursos naturales de la ciudad.

De los 50 humedales existentes, hoy solo quedan 14.

Según la última encuesta acerca de la intención de voto realizada por la firma Gallup Colombia para Caracol Radio, Caracol Televisión y el diario El Espectador, el más opcionado para ser el próximo alcalde de Bogotá es el ex burgomaestre Enrique Peñalosa seguido por el locutor William Vinasco, si Álvaro Uribe no lanza su candidatura.

En el caso en el que el ex presidente Uribe decidiera lanzar su candidatura con el Partido de la U, ganaría con el 44.1% contra un 19.3% de Enrique Peñalosa lo que muestra la fuerza que aun tiene Álvaro Uribe en Bogotá.

Si Pablo Laserna fuese el candidato del Partido Conservador, de todas formas ganaría Enrique Peñalosa (con 32.9% del ex alcalde contra un 17.5% del presidente de Caracol) pero bien podría tomar la capacidad de manejar mercados y de liderar estrategias que llevan al éxito empresarial.  

Si el Partido de la U decida volver a mandar a Juan Lozano, que no sería muy factible dado que él es Senador de la República, de todas formas ganaría Enrique Peñalosa y podría tomar las ganas de tener un buen equipo de trabajo, así como de mejorar la productividad mediante el trabajo en equipo y la colaboración mutua como ha sucedido en el Congreso.

También vienen olas refrescantes con nuevas caras, como es el caso de David Luna (por el Partido Liberal Colombiano), Gina Parody (Independiente) y Carlos Fernando Galán (por Cambio Radical).

En esta encuesta no se tuvo en cuenta al candidato Luis Fernando Rosas, que va por las Autoridades Indígenas de Colombia, que puede en un determinado momento sorprender, tal vez no para ganar, pero sí para generar un golpe de opinión aunque diga cosas no muy coherentes como poner a los vendedores ambulantes en los centros comerciales.

Por otro lado, tenemos a Gustavo Petro, ex presidente y senador del Polo Democrático Alternativo, ex candidato a la presidencia por ese mismo partido, pero ahora, bajo un nuevo grupo llamado “Progresistas”.

Para muchos, él estaría buscando un premio de consolación por no haber ganado en las presidenciales, pero para otros, es la oportunidad de mostrar que hay personas coherentes en la izquierda colombiana con la capacidad de gobernar una ciudad como Bogotá.

Estos personajes tendrán un arduo trabajo si quieren reputar en las próximas encuestas.

Cada uno tiene tiempo hasta octubre para convencer a los bogotanos de por qué son la mejor opción para gobernar esta ciudad.  

domingo, 29 de mayo de 2011

Sal con una chica que lee (Por Rosemary Urquico)


 
Sal con alguien que se gasta todo su dinero en libros y no en ropa, y que tiene problemas de espacio en el clóset porque ha comprado demasiados. Invita a salir a una chica que tiene una lista de libros por leer y que desde los doce años ha tenido una tarjeta de suscripción a una biblioteca. 

Encuentra una chica que lee. Sabrás que es una ávida lectora porque en su maleta siempre llevará un libro que aún no ha comenzado a leer. Es la que siempre mira amorosamente los estantes de las librerías, la que grita en silencio cuando encuentra el libro que quería. ¿Ves a esa chica un tanto extraña oliendo las páginas de un libro viejo en una librería de segunda mano? Es la lectora. Nunca puede resistirse a oler las páginas de un libro, y más si están amarillas.

Es la chica que está sentada en el café del final de la calle, leyendo mientras espera. Si le echas una mirada a su taza, la crema deslactosada ha adquirido una textura un tanto natosa y flota encima del café porque ella está absorta en la lectura, perdida en el mundo que el autor ha creado. Siéntate a su lado. Es posible que te eche una mirada llena de indignación porque la mayoría de las lectoras odian ser interrumpidas. Pregúntale si le ha gustado el libro que tiene entre las manos.

Invítala a otra taza de café y dile qué opinas de Murakami. Averigua si fue capaz de terminar el primer capítulo de Fellowship y sé consciente de que si te dice que entendió el Ulises de Joyce lo hace solo para parecer inteligente. Pregúntale si le encanta Alicia o si quisiera ser ella. 

Es fácil salir con una chica que lee. Regálale libros en su cumpleaños, de Navidad y en cada aniversario. Dale un regalo de palabras, bien sea en poesía o en una canción. Dale a Neruda, a Pound, a Sexton, a Cummings y hazle saber que entiendes que las palabras son amor. Comprende que ella es consciente de la diferencia entre realidad y ficción pero que de todas maneras va a buscar que su vida se asemeje a su libro favorito. No será culpa tuya si lo hace. 

Por lo menos tiene que intentarlo.

Miéntele, si entiende de sintaxis también comprenderá tu necesidad de mentirle. Detrás de las palabras hay otras cosas: motivación, valor, matiz, diálogo; no será el fin del mundo. 

Fállale. La lectora sabe que el fracaso lleva al clímax y que todo tiene un final, pero también entiende que siempre existe la posibilidad de escribirle una segunda parte a la historia y que se puede volver a empezar una y otra vez y aun así seguir siendo el héroe. También es consciente de que durante la vida habrá que toparse con uno o dos villanos. 

¿Por qué tener miedo de lo que no eres? Las chicas que leen saben que las personas maduran, lo mismo que los personajes de un cuento o una novela, excepción hecha de los protagonistas de la sagaCrepúsculo. 

Si te llegas a encontrar una chica que lee mantenla cerca, y cuando a las dos de la mañana la pilles llorando y abrazando el libro contra su pecho, prepárale una taza de té y consiéntela. Es probable que la pierdas durante un par de horas pero siempre va a regresar a ti. Hablará de los protagonistas del libro como si fueran reales y es que, por un tiempo, siempre lo son.

Le propondrás matrimonio durante un viaje en globo o en medio de un concierto de rock, o quizás formularás la pregunta por absoluta casualidad la próxima vez que se enferme; puede que hasta sea por Skype.

Sonreirás con tal fuerza que te preguntarás por qué tu corazón no ha estallado todavía haciendo que la sangre ruede por tu pecho. Escribirás la historia de ustedes, tendrán hijos con nombres extraños y gustos aún más raros. Ella les leerá a tus hijos The Cat in the Hat y Aslan, e incluso puede que lo haga el mismo día. Caminarán juntos los inviernos de la vejez y ella recitará los poemas de Keats en un susurro mientras tú sacudes la nieve de tus botas.

Sal con una chica que lee porque te lo mereces. Te mereces una mujer capaz de darte la vida más colorida que puedas imaginar. Si solo tienes para darle monotonía, horas trilladas y propuestas a medio cocinar, te vendrá mejor estar solo. Pero si quieres el mundo y los mundos que hay más allá, invita a salir a una chica que lee.

O mejor aún, a una que escriba.

jueves, 5 de mayo de 2011

Ley de víctimas: Un paso hacia la verdad

“El hombre nació en la barbarie, cuando matar a su semejante era una condición normal de la existencia. Se le otorgó una conciencia. Y ahora, ha llegado el día en que la violencia hacia otro ser humano debe volverse tan aborrecible como comer la carne de otro” Martin Luther King
Conseguir el aval para una ley que reivindique a todas aquellas personas que han sufrido por el conflicto colombiano, hace mucho tiempo (y aun hoy para algunos) resultó imposible, pero eso está por cambiar.
Esta iniciativa, que no solo cuenta con el apoyo de la bancada de la Unidad Nacional (sin una parte del Partido de la U, ya que no firmó para radicar en el Senado la ponencia de la ley en cuestión), sino también del Partido Verde y algunos sectores del Polo Democrático Alternativo, es un gran comienzo para empezar a reconocer a las víctimas de un conflicto que a ciencia cierta, no tiene un origen concreto, pues Colombia solo ha conocido la guerra con algunos intervalos de relativa calma.
El principal proponente de la ley, el senador por el Partido Liberal, Juan Fernando Cristo, afirma que “la ley de víctimas tiene grandes enemigos y que se debe hacer valer la política de seguridad democrática para devolverle las tierras a sus dueños”.
Es importante el papel de sujeto activo que se le está dando a la víctima con esta legislación, que además, para tener mayor efectividad, podría tomar como ejemplo a la Ley de Solidaridad en España, un país que a pesar de estar pasando por una cruenta crisis económica, logra sacar los recursos para poder resarcir a las víctimas que le ha causado el conflicto relacionado con ETA, y demás situaciones presentadas en ese país ibérico.
Según el texto aprobado por la Comisión Primera del Senado, la fecha culmen para empezar la reparación, es el 1° de enero de 1985, por lo que eventos como el del Palacio de Justicia y lo sucedido con la Unión Patriótica (considerado como brazo político de las Farc en su momento), podrán ser reparados también.
Lo principal que dará esta ley a las víctimas será el derecho a la verdad, y garantías de no repetición.
Una de las grandes preocupaciones que genera la Ley de víctimas es el posible hueco fiscal que podría generar, pues muchos cuestionan la diligencia de algunos sectores del Estado que si bien no han podido destinar de manera adecuada los recursos para el invierno, no estaría seguro que pudieran cubrir todos los gastos que generaría reparar a todas las víctimas del conflicto colombiano.
La duda acerca del posible hueco fiscal que se crearía, quedaría resuelta, pues ´la ley dictamina que “para efectos de cumplir con las medidas de ayuda humanitaria, atención, asistencia y reparación dispuestas en el presente marco, el Gobierno Nacional dentro de los seis meses siguientes a la expedición de la Ley, creará un Plan Nacional de Financiación mediante un documento CONPES que propenda por la sostenibilidad de la ley, y tomará las medidas necesarias para garantizar de manera preferente la persecución efectiva de los bienes de los victimarios con el fin de fortalecer el Fondo de Reparaciones del que trata el artículo 54 de la Ley 975 de 2005”.
Grandes desafíos tendrá que afrontar esta ley y quienes la promueven, no solo por contar con algunos enemigos en el Congreso, sino por que el país se ha visto sumido en medio de la peor ola invernal por la que ha tenido que pasar y los recursos, cada vez escasean más.
El ‘principio de buena fe’, incluido en los parágrafos de lo aprobado por la Comisión Primera, es también algo preocupante para los analistas, pues aseguran que en cualquier momento el estado se vería “reponiendo” a muchas personas que en realidad no lo merecen.
Será obligación del Estado examinar a fondo cada caso para poder dictaminar las medidas necesarias según corresponda.
La reparación que se busca en las víctimas, no solamente sería de carácter económico, sino también psicológico que busque reintegrarlas de manera efectiva en la sociedad y que busque el mayor beneficio para ellas.
Otro de los grandes desafíos que afronta esta ley, es la protección que se le dará a las personas cuyos territorios se han devuelto, pues se puede generar aun más conflicto si los actores armados (ya sea guerrilla o paramilitares) vuelven a quitarle estos predios a sus verdaderos propietarios.
El último de estos casos se dio a finales de marzo cuando tres campesinos, líderes en el proceso de devolución de tierras, fueron asesinados en  Medellín, Apartadó (Antioquia), y en una zona rural del departamento de Sucre.   
A estos tres asesinatos, se suman otros seis desde que Juan Manuel Santos asumió la Presidencia de la República el 7 de agosto del 2010. 
Según estadísticas de varias ONG’s, entre guerrilla, autodefensas y demás delincuentes, han sido robadas aproximadamente seis millones de hectáreas en Colombia y más de 600.000 familias han sido desplazadas.
Por otro lado, se tiene que esta ley junto a otras como la de Justicia y Paz, está transformando la manera de fomentar la equidad en Colombia.
Se está empezando a jugar de manera diferente en la escena política del país apostándole a solucionar de tajo uno a uno los problemas que aquejan a diario a la sociedad colombiana.
Es claro que estas leyes no son perfectas y que a medida que pase el tiempo serán modificadas para poder solventar de una manera más eficiente los problemas en cuestión, pero también es claro que están marcando un precedente en el país para mostrar que la política en Colombia sí es viable y que no solamente sirve para mostrar que todo están en contra de todos, sino también para hacer reales soluciones que tiempo atrás no eran posible.    
En esta nueva etapa de la vida del país, se reconoce que la víctima tiene valor para el Estado y que aunque la justicia es aun bastante generosa con el victimario, se está empezando a hacer algo al respecto. 
Ojalá que esta ley no se quede en el papel y que los gobernantes que vienen la hagan cumplir a cabalidad, para que algún día se pueda decir que en Colombia ya no se tiene porqué reparar a ninguna persona debido a que la época de violencia, cesó “en su horrible noche” y que la libertad sublime derrame las auroras de su invencible luz, como bien profesa el Himno Nacional de la República.