miércoles, 1 de junio de 2011

La lucha por Bogotá, comienza

Enrique Peñalosa, Gina Parody, Carlos Fernando Galán, David Luna y Gustavo Petro, por ahora, son los candidatos a la Alcaldía
“Todo el secreto de gobernar consiste en saber cuándo es necesario quitarse la piel de león para ponerse la de zorro” Napoleón Bonaparte


La elección del nuevo alcalde de Bogotá en octubre se ha convertido en un tema de especial sensibilidad para los habitantes de la capital colombiana, pues se sienten abandonados en la lucha de tener una mejor ciudad.

Sea quien sea, el próximo alcalde de Bogotá debe ser alguien que tenga experiencia para poder reencaminar a la ciudad por las vías del progreso procurando tener una calidad de vida cada vez mejor para sus ciudadanos.  

La persona que quede debe hacer un mapa de ruta que sí se pueda cumplir, no solo por el bien de cada habitante sino también para recuperar la confianza inversionista y que el título de Atenas suramericana sea visible y no se vea como algo que se perdió en el mar del estancamiento.  

Lo primero que se debe hacer y con urgencia es terminar lo que quedó a medio camino para poder hacer más obras, mejorar lo que esté fallando con Transmilenio y llevar a cabo el proyecto del metro, ya que Bogotá es una de las únicas ciudades con más de siete millones de habitantes que no tiene ni una sola línea de esta forma de transporte.

La inversión en lo social también será de vital importancia, pues lo que la gente espera es que los dineros que paga por medio de sus impuestos se vean bien empleados, y que casos como el de la corrupción en el carrusel de la contratación y el mal manejo de los comedores comunitarios no se repita.

Otro de los grandes inconvenientes que tendrá que estar en la agenda del nuevo Alcalde, será bajar la tasa de desempleo que aunque bajó al 13,5% tuvo como consecuencia un aumento del 30% en suicidios en Bogotá por dicho motivo.

Aunque la tasa de ocupación sea la más alta en los últimos 16 años, en gran medida es por la informalidad, cosa que se debe ir superando poco a poco.

En estas elecciones no solamente veremos partidos con divisiones internas como en el Polo y el Partido Verde, sino que también, la gente que habita en Bogotá aun cree posible otras formas de hacer política, distintas a las tradicionales.

No solamente la situación que viven los partidos influenciará la intención de votos sino también lo que haga un solo personaje: el ex presidente Álvaro Uribe.

Es como si en este país la “bendición” de una sola persona pudiera cambiar el destino de quién será gobernante o no ya sea en el departamento o en la ciudad.

Su capacidad para seguir manipulando a las personas del Partido de la U y para que mediante su toque de varita mágica esté destruyendo la unidad verde, va a ser un factor determinante en las próximas elecciones.

Durante las últimas dos  administraciones distritales, el poder lo había tenido la izquierda  (primero con Luis Eduardo Garzón y luego con Samuel Moreno) aunque al final, no les funcionó mucho, pues el menor de los hermanos Moreno a pesar que hizo cosas buenas, hubo otras alas que opacaron el trabajo que hizo como el carrusel de las contrataciones, la lentitud para poder arreglar las vías y dejar a la ciudad como coloquialmente llamaríamos en “obra negra”, la falta de trabajo conjunto con las autoridades para brindar mayor y mejor seguridad, entre otras.

En estas elecciones lo más probable es que veamos de parte de las personas que habitan Bogotá voto castigo en cuanto a no querer elegir a la izquierda, ya sea si se lanza Carlos Gaviria, Jorge Robledo, Clara López o Jaime Dussán.

Lo más curioso de todo, es que los bogotanos le dieron una gran oportunidad a la izquierda colombiana de hacer gobierno, dándole las más altas votaciones (a Luis Eduardo Garzón más de 700.000 y a Samuel Moreno 915.769 votos) en la historia de las elecciones en la capital, cosa que desaprovecharon haciéndole pensar a los electores que en Colombia, la oposición no era capaz de gobernar de manera efectiva ni de dar buenos resultados.

Aunque hubo personas diligentes en la última administración (que aun no termina y que aun el presidente Santos no ha decidido elegir de la terna del Polo Democrático Alternativo quien reemplazará a Samuel Moreno los últimos dos meses), los escándalos y los problemas se llevaron a todas esas personas y dejaron en el piso la confianza de la gente.

Las personas se cansaron de las decisiones improvisadas, de no tener claro lo que está pasando en la ciudad, de no tener espacio para la cultura y sobre todo que la ciudad dejara de tener proyección.

El voto útil tendrá importancia y bastante pues estamos en una ciudad donde los golpes de opinión son constantes, pero también es una metrópoli en la que se concentra la mayoría de los académicos del país, que por medio de la gente joven podría ayudar a volver a estos nuevos votantes útiles, haciéndoles ver la importancia de evaluar el mejor candidato y no ir a elegir por “castigar” a un partido o a un candidato, por que al fin y al cabo, el pueblo y democracia serán los más afectados.

Enrique Peñalosa y el Partido verde podría estar buscando votos útiles, pero, ¿a qué costo?

Ya vimos en estos últimos días que fue suficiente un apoyo del ex presidente Álvaro Uribe al candidato Enrique Peñalosa para que se diera una gran división entre las cinco corrientes internas del Partido Verde, así como las miles y miles de personas que retiraron su apoyo al partido por considerar que algunos empezaron a vender principio s a costa de atraer “votos nuevos” sin tener muy en cuenta que esos votos nuevos tal vez no sopesen la cantidad de electores que se van por dicha causa.

En este caso al parecer, verde no votará verde.

En cuanto a seguridad, la justicia no está llegando, no hay respuestas rápidas, los bogotanos no están denunciando los delitos y es tarea convencer a los ciudadanos que son copartícipes de la instauración de mejoras en la seguridad.

Se requiere autoridad y compromiso por parte del Alcalde.

Las políticas ambientales serán también un factor de divergencia, pues hay casos como el del río Bogotá que demuestran que no hay ningún tipo de regulación seria que defiendan los recursos naturales de la ciudad.

De los 50 humedales existentes, hoy solo quedan 14.

Según la última encuesta acerca de la intención de voto realizada por la firma Gallup Colombia para Caracol Radio, Caracol Televisión y el diario El Espectador, el más opcionado para ser el próximo alcalde de Bogotá es el ex burgomaestre Enrique Peñalosa seguido por el locutor William Vinasco, si Álvaro Uribe no lanza su candidatura.

En el caso en el que el ex presidente Uribe decidiera lanzar su candidatura con el Partido de la U, ganaría con el 44.1% contra un 19.3% de Enrique Peñalosa lo que muestra la fuerza que aun tiene Álvaro Uribe en Bogotá.

Si Pablo Laserna fuese el candidato del Partido Conservador, de todas formas ganaría Enrique Peñalosa (con 32.9% del ex alcalde contra un 17.5% del presidente de Caracol) pero bien podría tomar la capacidad de manejar mercados y de liderar estrategias que llevan al éxito empresarial.  

Si el Partido de la U decida volver a mandar a Juan Lozano, que no sería muy factible dado que él es Senador de la República, de todas formas ganaría Enrique Peñalosa y podría tomar las ganas de tener un buen equipo de trabajo, así como de mejorar la productividad mediante el trabajo en equipo y la colaboración mutua como ha sucedido en el Congreso.

También vienen olas refrescantes con nuevas caras, como es el caso de David Luna (por el Partido Liberal Colombiano), Gina Parody (Independiente) y Carlos Fernando Galán (por Cambio Radical).

En esta encuesta no se tuvo en cuenta al candidato Luis Fernando Rosas, que va por las Autoridades Indígenas de Colombia, que puede en un determinado momento sorprender, tal vez no para ganar, pero sí para generar un golpe de opinión aunque diga cosas no muy coherentes como poner a los vendedores ambulantes en los centros comerciales.

Por otro lado, tenemos a Gustavo Petro, ex presidente y senador del Polo Democrático Alternativo, ex candidato a la presidencia por ese mismo partido, pero ahora, bajo un nuevo grupo llamado “Progresistas”.

Para muchos, él estaría buscando un premio de consolación por no haber ganado en las presidenciales, pero para otros, es la oportunidad de mostrar que hay personas coherentes en la izquierda colombiana con la capacidad de gobernar una ciudad como Bogotá.

Estos personajes tendrán un arduo trabajo si quieren reputar en las próximas encuestas.

Cada uno tiene tiempo hasta octubre para convencer a los bogotanos de por qué son la mejor opción para gobernar esta ciudad.