domingo, 29 de mayo de 2011

Sal con una chica que lee (Por Rosemary Urquico)


 
Sal con alguien que se gasta todo su dinero en libros y no en ropa, y que tiene problemas de espacio en el clóset porque ha comprado demasiados. Invita a salir a una chica que tiene una lista de libros por leer y que desde los doce años ha tenido una tarjeta de suscripción a una biblioteca. 

Encuentra una chica que lee. Sabrás que es una ávida lectora porque en su maleta siempre llevará un libro que aún no ha comenzado a leer. Es la que siempre mira amorosamente los estantes de las librerías, la que grita en silencio cuando encuentra el libro que quería. ¿Ves a esa chica un tanto extraña oliendo las páginas de un libro viejo en una librería de segunda mano? Es la lectora. Nunca puede resistirse a oler las páginas de un libro, y más si están amarillas.

Es la chica que está sentada en el café del final de la calle, leyendo mientras espera. Si le echas una mirada a su taza, la crema deslactosada ha adquirido una textura un tanto natosa y flota encima del café porque ella está absorta en la lectura, perdida en el mundo que el autor ha creado. Siéntate a su lado. Es posible que te eche una mirada llena de indignación porque la mayoría de las lectoras odian ser interrumpidas. Pregúntale si le ha gustado el libro que tiene entre las manos.

Invítala a otra taza de café y dile qué opinas de Murakami. Averigua si fue capaz de terminar el primer capítulo de Fellowship y sé consciente de que si te dice que entendió el Ulises de Joyce lo hace solo para parecer inteligente. Pregúntale si le encanta Alicia o si quisiera ser ella. 

Es fácil salir con una chica que lee. Regálale libros en su cumpleaños, de Navidad y en cada aniversario. Dale un regalo de palabras, bien sea en poesía o en una canción. Dale a Neruda, a Pound, a Sexton, a Cummings y hazle saber que entiendes que las palabras son amor. Comprende que ella es consciente de la diferencia entre realidad y ficción pero que de todas maneras va a buscar que su vida se asemeje a su libro favorito. No será culpa tuya si lo hace. 

Por lo menos tiene que intentarlo.

Miéntele, si entiende de sintaxis también comprenderá tu necesidad de mentirle. Detrás de las palabras hay otras cosas: motivación, valor, matiz, diálogo; no será el fin del mundo. 

Fállale. La lectora sabe que el fracaso lleva al clímax y que todo tiene un final, pero también entiende que siempre existe la posibilidad de escribirle una segunda parte a la historia y que se puede volver a empezar una y otra vez y aun así seguir siendo el héroe. También es consciente de que durante la vida habrá que toparse con uno o dos villanos. 

¿Por qué tener miedo de lo que no eres? Las chicas que leen saben que las personas maduran, lo mismo que los personajes de un cuento o una novela, excepción hecha de los protagonistas de la sagaCrepúsculo. 

Si te llegas a encontrar una chica que lee mantenla cerca, y cuando a las dos de la mañana la pilles llorando y abrazando el libro contra su pecho, prepárale una taza de té y consiéntela. Es probable que la pierdas durante un par de horas pero siempre va a regresar a ti. Hablará de los protagonistas del libro como si fueran reales y es que, por un tiempo, siempre lo son.

Le propondrás matrimonio durante un viaje en globo o en medio de un concierto de rock, o quizás formularás la pregunta por absoluta casualidad la próxima vez que se enferme; puede que hasta sea por Skype.

Sonreirás con tal fuerza que te preguntarás por qué tu corazón no ha estallado todavía haciendo que la sangre ruede por tu pecho. Escribirás la historia de ustedes, tendrán hijos con nombres extraños y gustos aún más raros. Ella les leerá a tus hijos The Cat in the Hat y Aslan, e incluso puede que lo haga el mismo día. Caminarán juntos los inviernos de la vejez y ella recitará los poemas de Keats en un susurro mientras tú sacudes la nieve de tus botas.

Sal con una chica que lee porque te lo mereces. Te mereces una mujer capaz de darte la vida más colorida que puedas imaginar. Si solo tienes para darle monotonía, horas trilladas y propuestas a medio cocinar, te vendrá mejor estar solo. Pero si quieres el mundo y los mundos que hay más allá, invita a salir a una chica que lee.

O mejor aún, a una que escriba.

jueves, 5 de mayo de 2011

Ley de víctimas: Un paso hacia la verdad

“El hombre nació en la barbarie, cuando matar a su semejante era una condición normal de la existencia. Se le otorgó una conciencia. Y ahora, ha llegado el día en que la violencia hacia otro ser humano debe volverse tan aborrecible como comer la carne de otro” Martin Luther King
Conseguir el aval para una ley que reivindique a todas aquellas personas que han sufrido por el conflicto colombiano, hace mucho tiempo (y aun hoy para algunos) resultó imposible, pero eso está por cambiar.
Esta iniciativa, que no solo cuenta con el apoyo de la bancada de la Unidad Nacional (sin una parte del Partido de la U, ya que no firmó para radicar en el Senado la ponencia de la ley en cuestión), sino también del Partido Verde y algunos sectores del Polo Democrático Alternativo, es un gran comienzo para empezar a reconocer a las víctimas de un conflicto que a ciencia cierta, no tiene un origen concreto, pues Colombia solo ha conocido la guerra con algunos intervalos de relativa calma.
El principal proponente de la ley, el senador por el Partido Liberal, Juan Fernando Cristo, afirma que “la ley de víctimas tiene grandes enemigos y que se debe hacer valer la política de seguridad democrática para devolverle las tierras a sus dueños”.
Es importante el papel de sujeto activo que se le está dando a la víctima con esta legislación, que además, para tener mayor efectividad, podría tomar como ejemplo a la Ley de Solidaridad en España, un país que a pesar de estar pasando por una cruenta crisis económica, logra sacar los recursos para poder resarcir a las víctimas que le ha causado el conflicto relacionado con ETA, y demás situaciones presentadas en ese país ibérico.
Según el texto aprobado por la Comisión Primera del Senado, la fecha culmen para empezar la reparación, es el 1° de enero de 1985, por lo que eventos como el del Palacio de Justicia y lo sucedido con la Unión Patriótica (considerado como brazo político de las Farc en su momento), podrán ser reparados también.
Lo principal que dará esta ley a las víctimas será el derecho a la verdad, y garantías de no repetición.
Una de las grandes preocupaciones que genera la Ley de víctimas es el posible hueco fiscal que podría generar, pues muchos cuestionan la diligencia de algunos sectores del Estado que si bien no han podido destinar de manera adecuada los recursos para el invierno, no estaría seguro que pudieran cubrir todos los gastos que generaría reparar a todas las víctimas del conflicto colombiano.
La duda acerca del posible hueco fiscal que se crearía, quedaría resuelta, pues ´la ley dictamina que “para efectos de cumplir con las medidas de ayuda humanitaria, atención, asistencia y reparación dispuestas en el presente marco, el Gobierno Nacional dentro de los seis meses siguientes a la expedición de la Ley, creará un Plan Nacional de Financiación mediante un documento CONPES que propenda por la sostenibilidad de la ley, y tomará las medidas necesarias para garantizar de manera preferente la persecución efectiva de los bienes de los victimarios con el fin de fortalecer el Fondo de Reparaciones del que trata el artículo 54 de la Ley 975 de 2005”.
Grandes desafíos tendrá que afrontar esta ley y quienes la promueven, no solo por contar con algunos enemigos en el Congreso, sino por que el país se ha visto sumido en medio de la peor ola invernal por la que ha tenido que pasar y los recursos, cada vez escasean más.
El ‘principio de buena fe’, incluido en los parágrafos de lo aprobado por la Comisión Primera, es también algo preocupante para los analistas, pues aseguran que en cualquier momento el estado se vería “reponiendo” a muchas personas que en realidad no lo merecen.
Será obligación del Estado examinar a fondo cada caso para poder dictaminar las medidas necesarias según corresponda.
La reparación que se busca en las víctimas, no solamente sería de carácter económico, sino también psicológico que busque reintegrarlas de manera efectiva en la sociedad y que busque el mayor beneficio para ellas.
Otro de los grandes desafíos que afronta esta ley, es la protección que se le dará a las personas cuyos territorios se han devuelto, pues se puede generar aun más conflicto si los actores armados (ya sea guerrilla o paramilitares) vuelven a quitarle estos predios a sus verdaderos propietarios.
El último de estos casos se dio a finales de marzo cuando tres campesinos, líderes en el proceso de devolución de tierras, fueron asesinados en  Medellín, Apartadó (Antioquia), y en una zona rural del departamento de Sucre.   
A estos tres asesinatos, se suman otros seis desde que Juan Manuel Santos asumió la Presidencia de la República el 7 de agosto del 2010. 
Según estadísticas de varias ONG’s, entre guerrilla, autodefensas y demás delincuentes, han sido robadas aproximadamente seis millones de hectáreas en Colombia y más de 600.000 familias han sido desplazadas.
Por otro lado, se tiene que esta ley junto a otras como la de Justicia y Paz, está transformando la manera de fomentar la equidad en Colombia.
Se está empezando a jugar de manera diferente en la escena política del país apostándole a solucionar de tajo uno a uno los problemas que aquejan a diario a la sociedad colombiana.
Es claro que estas leyes no son perfectas y que a medida que pase el tiempo serán modificadas para poder solventar de una manera más eficiente los problemas en cuestión, pero también es claro que están marcando un precedente en el país para mostrar que la política en Colombia sí es viable y que no solamente sirve para mostrar que todo están en contra de todos, sino también para hacer reales soluciones que tiempo atrás no eran posible.    
En esta nueva etapa de la vida del país, se reconoce que la víctima tiene valor para el Estado y que aunque la justicia es aun bastante generosa con el victimario, se está empezando a hacer algo al respecto. 
Ojalá que esta ley no se quede en el papel y que los gobernantes que vienen la hagan cumplir a cabalidad, para que algún día se pueda decir que en Colombia ya no se tiene porqué reparar a ninguna persona debido a que la época de violencia, cesó “en su horrible noche” y que la libertad sublime derrame las auroras de su invencible luz, como bien profesa el Himno Nacional de la República.